“Durante siglos hemos sido un país de ingeniosos, que confiábamos más en las buenas ocurrencias que en el trabajo concienzudo. Por eso no acabamos de creernos que nuestro futuro va a depender de la educación”. Lo que subraya José Antonio Marina, filósofo y autor de La educación del talento (ed. Ariel) es parte de una situación compleja y contradictoria, ya que ese extendido consenso acerca de la importancia de la educación para nuestro futuro como país no parece trasladarse a hechos: la educación importa a todo el mundo, pero casi nadie se la toma en serio. (seguir leyendo)
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