Entre la épica y la lírica parece moverse en estos días la profesión docente; la épica de un trabajo que se ha complicado más que nunca; y la lírica de la vocación del enseñante. Lo único que puede dar autoridad y prestigio a la profesión es "el amor a lo que se enseña y el amor a los que se enseña", sentenció el filósofo Emilio Lledó en la última sesión de la XXIV Semana Monográfica de la Educación de la Fundación Santillana, que analizó a fondo la semana pasada el trabajo de los profesores.
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